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Bg. 13.23

Texto

upadraṣṭānumantā ca
bhartā bhoktā maheśvaraḥ
paramātmeti cāpy ukto
dehe ’smin puruṣaḥ paraḥ

Palabra por palabra

upadraṣṭā — superintendente; anumantā — sancionador; ca — también; bhartā — amo; bhoktā — disfrutador supremo; maha-īsvaraḥ — el Señor Supremo; parama-ātmā — la Superalma; iti — también; ca — y; api — en verdad; uktaḥ — se dice; dehe — en este cuerpo; asmin — este; puruṣaḥ — disfrutador; paraḥ — trascendental.

Traducción

Sin embargo, en este cuerpo hay otro disfrutador, uno trascendental, quien es el Señor, el propietario supremo, quien existe como supervisor y sancionador, y a quien se conoce como la Superalma.

Significado

Aquí se afirma que la Superalma, que se encuentra siempre con el alma individual, es la representación del Señor Supremo. Ella no es una entidad viviente ordinaria. Como los filósofos monistas consideran que el conocedor del cuerpo es uno, creen que no hay diferencia entre la Superalma y el alma individual. Para aclarar esto, el Señor dice que Él es la representación de Paramātmā que hay en cada cuerpo. Él es diferente del alma individual; Él es para, trascendental. El alma individual disfruta de las actividades de un determinado campo, pero la Superalma no está presente como disfrutador finito ni como alguien que participa en las actividades corporales, sino como el testigo, el supervisor, el sancionador y el disfrutador supremo. Su nombre es Paramātmā, no ātmā, y Él es trascendental. Está bien claro que el ātmā y Paramātmā son diferentes. La Superalma, el Paramātmā, tiene piernas y manos por todas partes, mas no así el alma individual. Y como el Paramātmā es el Señor Supremo, está presente internamente para sancionar el deseo de disfrute material que tiene el alma individual. Sin la sanción del Señor Supremo, el alma individual no puede hacer nada. El individuo es bhukta, o el sostenido, y el Señor es bhoktā, o el sustentador. Hay infinidad de entidades vivientes, y Él se queda en ellas en calidad de amigo.

Lo cierto es que cada entidad viviente individual es por siempre parte integral del Señor Supremo, y ambos están muy íntimamente relacionados como amigos. Pero la entidad viviente tiene la tendencia a rechazar la sanción del Señor Supremo y actuar de un modo independiente, en un intento por dominar la naturaleza; y como tiene esa tendencia, se la llama energía marginal del Señor Supremo. La entidad viviente puede situarse, o bien en la energía material, o bien en la energía espiritual. Mientras esté condicionada por la energía material, el Señor Supremo, en Su carácter de amigo, la Superalma, se queda con ella tan solo para hacer que regrese a la energía espiritual. El Señor siempre está ansioso de llevarla de vuelta a la energía espiritual, pero la entidad individual, debido a su diminuta independencia, rechaza continuamente la compañía de la luz espiritual. Este mal uso de la independencia es la causa de su lucha material en el seno de la naturaleza condicionada. Por lo tanto, el Señor siempre la está instruyendo desde dentro y desde fuera. Desde fuera le da instrucciones tales como las que se exponen en el Bhagavad-gītā, y desde dentro trata de convencerla de que sus actividades en el campo material no conducen a la verdadera felicidad. «Tan solo abandónalas y vuelve tu fe hacia Mí. Solo entonces serás feliz» —dice Él—. Así pues, la persona inteligente que pone su fe en el Paramātmā o la Suprema Personalidad de Dios, comienza a avanzar hacia una vida eterna y bienaventurada de conocimiento.