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CC Ādi-līlā 3.98

Texto

loka-gati dekhi’ ācārya karuṇa-hṛdaya
vicāra karena, lokera kaiche hita haya

Palabra por palabra

loka-gati—el curso del mundo; dekhi’—viendo; ācārya—Advaita Ācārya; karuṇa-hṛdaya—corazón compasivo; vicāra-karena—considera; lokera—del mundo; kaiche—cómo; hita—bienestar; haya—hay.

Traducción

Al ver lo que se hacía en el mundo, el Ācārya sintió compasión, y comenzó a reflexionar sobre lo que podría hacer en beneficio de la gente.

Significado

Esta clase de interés profundo en beneficio de los demás hace que un ācārya sea genuino. Un ācārya no explota a sus seguidores. Puesto que el ācārya es un servidor íntimo del Señor, su corazón está siempre lleno de compasión por la humanidad y sus sufrimientos. Sabe que todo sufrimiento se debe a la ausencia de servicio devocional al Señor y, por tanto, está siempre intentando encontrar la manera de cambiar las actividades de la gente, haciendo que su actitud sea favorable hacia la consecución de la devoción. Ésta es una cualidad necesaria en un ācārya. Aunque el mismo Śrī Advaita Prabhu era lo suficientemente poderoso como para desempeñar la tarea, como servidor sumiso, pensó que, sin la aparición del Señor en persona, nadie podría mejorar la caída condición de la sociedad.

En las garras implacables de māyā, los prisioneros de primera clase de este mundo material creen, equivocadamente, que son felices porque son ricos, poderosos, con recursos y demás. Estas criaturas insensatas no saben que no son más que unos títeres en manos de la naturaleza material y que, en cualquier momento, las intrigas despiadadas de esta naturaleza pueden hacer añicos todos sus planes ateos. Estos prisioneros insensatos no se dan cuenta de que, aunque mejoren su situación por medios artificiales, las calamidades del nacimiento, muerte, enfermedades y vejez repetidas escapan a su control. Insensatos como son, descuidan los problemas más importantes de la vida y se ocupan en cosas falsas que no pueden resolverles los verdaderos problemas. Saben que no quieren la muerte ni padecer dolores de enfermedades y vejez, pero bajo la influencia de la energía ilusoria, son brutalmente negligentes y no hacen nada para resolver los problemas. Esto se llama māyā. La gente que está sujeta por las garras de māyā cae en el olvido tras la muerte, y como consecuencia de su karma, en la vida siguiente son perros o devas, aunque la mayor parte de ellos son perros. Para ser devas en la vida siguiente, tienen que ocuparse en el servicio devocional a la Suprema Personalidad de Dios; si no, pueden tener la seguridad de convertirse en perros o cerdos, según las leyes de la naturaleza.

Los prisioneros de tercera clase, al tener menos opulencia material que los de primera, procuran imitarlos, porque tampoco están enterados de la verdadera naturaleza de su prisión. Ellos también están desorientados por la naturaleza material ilusoria. La función del ācārya es cambiar las actividades de los prisioneros, tanto de primera como de tercera clase, en su provecho verdadero. Este esfuerzo le hace ser un devoto muy amado del Señor, que dice muy claramente en la Bhagavad-gītā que nadie es tan querido para Él en la sociedad humana como el devoto que se consagra sin cesar a Su servicio, buscando la manera de predicar el mensaje de Dios para el provecho verdadero del mundo. Los supuestos ācāryas de la era de Kali se preocupan más de explotar los recursos de sus seguidores que de mitigar sus miserias; pero Śrī Advaita Prabhu, como ācārya ideal, Se preocupaba en mejorar la condición del mundo.