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CC Madhya-līlā 1.197

Texto

mleccha-jāti, mleccha-sevī, kari mleccha-karma
go-brāhmaṇa-drohi-saṅge āmāra saṅgama

Palabra por palabra

mleccha-jāti — pertenecientes a la casta de comedores de carne; mleccha-sevī — sirvientes de los comedores de carne; kari — hacemos; mleccha-karma — trabajo de comedores de carne; go — las vacas; brāhmaṇa — los brāhmaṇas; drohi — los que son enemigos de; saṅge — con; āmāra — nuestra; saṅgama — compañía.

Traducción

«En realidad pertenecemos a la casta de los comedores de carne, pues es a ellos a quienes servimos. En verdad, nuestras actividades y las suyas son las mismas. Como siempre nos relacionamos con esas personas, somos enemigos de las vacas y de los brāhmaṇas.»

Significado

Hay dos clases de comedores de carne: el que nace en una familia de personas que comen carne, y el que ha aprendido a relacionarse con quienes comen carne. De la historia de Śrīla Rūpa y Sanātana Gosvāmīs (anteriormente Dabira Khāsa y Sākara Mallika), podemos aprender que, por el simple hecho de relacionarnos con personas que comen carne, acabamos por adquirir sus mismas cualidades. En la India actual, hay muchos supuestos brāhmaṇas en altos cargos del gobierno, pero el estado financia mataderos de vacas y hace propaganda en contra de la civilización védica. El primer principio de la civilización védica consiste en evitar el comer carne y el consumo de drogas y sustancias embriagantes. En la India actual se fomentan el consumo de alcohol, drogas y carne, y los supuestos brāhmaṇas eruditos que autorizan ese estado de cosas, están sin duda, degradados, según la norma que Śrīla Rūpa Gosvāmī y Sanātana Gosvāmī dan en este verso. Para justificar un buen salario, esos supuestos brāhmaṇas expiden licencias para la apertura de mataderos, y no protestan contra esas abominables actividades. Despreciando los principios de la cultura védica y apoyando la matanza de vacas, lo que hacen es degradarse al nivel de los mlecchas y yavanas. Los mlecchas son las personas que comen carne, y los yavanas los que se han desviado de la cultura védica. Por desdicha, esos mlecchas y yavanas tienen en sus manos el poder ejecutivo. ¿Qué paz y prosperidad puede haber entonces en el estado? El rey o presidente tienen que ser representantes de la Suprema Personalidad de Dios. Cuando Mahārāja Yudhiṣṭhira asumió el gobierno de Bhārata-varṣa (que en el pasado comprendía todo el planeta, con todos sus mares y tierras), lo hizo con la aprobación de autoridades como Bhīṣmadeva y el Señor Kṛṣṇa. De ese modo, gobernó el mundo entero conforme a principios religiosos. Sin embargo, en la actualidad, los jefes de estado no se preocupan de los principios religiosos. Las leyes se someten a la votación de políticos irreligiosos, y sus resoluciones entran en vigor aunque vayan en contra de los principios de los śāstras. Los presidentes y jefes de estado se vuelven pecaminosos por consentir esas abominables actividades. Sanātana y Rūpa Gosvāmīs confesaron su culpa en esa clase de actividades; por eso, aunque habían nacido en una familia brāhmaṇa, se consideraron mlecchas.