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CC Madhya-līlā 11.151

Texto

nimajjato ’nanta bhavārṇavāntaś
cirāya me kūlam ivāsi labdhaḥ
tvayāpi labdhaṁ bhagavann idānīm
anuttamaṁ pātram idaṁ dayāyāḥ

Palabra por palabra

nimajjataḥ — estar sumergido; ananta — ¡oh, ilimitado!; bhava-arṇava-antaḥ — dentro del océano de la nesciencia; cirāya — después de mucho tiempo; me — de mí; kūlam — la orilla; iva — como; asi — Tú eres; labdhaḥ — obtenido; tvayā — por Ti; api — también; labdham — que ha sido alcanzado; bhagavan — ¡oh, mi Señor!; idānīm — ahora; anuttamam — el mejor; pātram — candidato; idam — éste; dayāyāḥ — para mostrar Tu misericordia.

Traducción

«“¡Oh, mi Señor! ¡Oh, Tú, el ilimitado!, aunque yo estaba sumergido en el océano de la nesciencia, ahora, después de mucho tiempo, he llegado a Ti, como el que logra alcanzar la orilla. Mi querido Señor, al tenerme a mí, has encontrado a la persona idónea a quien conceder Tu misericordia sin causa.”»

Significado

Este es el verso 21 del Stotra-ratna, compuesto por Ālabandāru Yāmunācārya. Podemos restablecer nuestra relación con la Suprema Personalidad de Dios incluso después de haber caído en el océano de la nesciencia, el océano de la existencia material, que trae consigo la repetición del nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades, factores que se deben al hecho de haber aceptado un cuerpo material. Hay 8.400.000 especies de vida material, pero en el cuerpo humano obtenemos la oportunidad de liberarnos del ciclo de nacimientos y muertes. Quien se vuelve devoto del Señor es rescatado de este peligroso océano de nacimientos y muertes. El Señor siempre está dispuesto a derramar Su misericordia a las almas condicionadas que luchan contra las miserables circunstancias materiales. Como afirma el Señor Kṛṣṇa en la Bhagavad-gītā:

mamaivāṁśo jīva-lokejīva-bhūtaḥ sanātanaḥ
manaḥ-ṣaṣṭhānīndriyāṇi
prakṛti-sthāni karṣati

«Las entidades vivientes de este mundo condicionado son Mis partes fragmentarias eternas. Debido a la vida condicionada, sostienen una ardua lucha con los seis sentidos, entre los que se incluye la mente» (Bg. 15.7).

Todos los seres vivos están luchando arduamente en la naturaleza material. En realidad, la entidad viviente es parte integral del Señor Supremo, y, cuando se entrega a la Suprema Personalidad de Dios, logra liberarse del océano de nacimientos y muertes. El Señor, que es muy bondadoso con las almas caídas, siempre está deseoso de sacar a la entidad viviente del océano de la nesciencia. La entidad viviente que entiende su posición y se entrega al Señor alcanza el éxito en la vida.