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Śrīmad-bhāgavatam 1.5.19

Texto

na vai jano jātu kathañcanāvrajen
mukunda-sevy anyavad aṅga saṁsṛtim
smaran mukundāṅghry-upagūhanaṁ punar
vihātum icchen na rasa-graho janaḥ

Palabra por palabra

na — nunca; vai — indudablemente; janaḥ — una persona; jātu — en cualquier momento; kathañcana — de una forma u otra; āvrajet — no experimenta; mukunda-sevī — el devoto del Señor; anyavat — como otros; aṅga — ¡oh, querido mío!; saṁsṛtim — existencia material; smaran — recordando; mukunda-aṅghri — los pies de loto del Señor; upagūhanam — abrazando; punaḥ — de nuevo; vihātum — dispuesto a dejar; icchet — deseo; na — nunca; rasa-grahaḥ — aquel que ha saboreado la melosidad; janaḥ — persona.

Traducción

Mi querido Vyāsa, aun a pesar de que un devoto del Señor Kṛṣṇa a veces caiga de una forma u otra, indudablemente no experimenta la existencia material como los demás [los trabajadores fruitivos, etc.], porque una persona que se ha deleitado una vez con el sabor de los pies de loto del Señor, no puede sino recordar ese éxtasis una y otra vez.

Significado

Un devoto del Señor automáticamente pierde interés en el encanto de la existencia material, debido a que él es rasa-graha, o alguien que ha probado la dulzura de los pies de loto del Señor Kṛṣṇa. Existen sin duda muchos casos en que devotos del Señor han caído a causa de una mala asociación, tal como los trabajadores fruitivos, que están siempre propensos a degradarse. Pero aunque el devoto caiga, nunca ha de ser considerado igual que un caído karmī. El karmī sufre el resultado de sus propias reacciones fruitivas, mientras que el devoto es reformado por medio de un castigo que el propio Señor dirige. Los sufrimientos de un huérfano y los sufrimientos del querido hijo de un rey no son exactamente iguales. El huérfano es verdaderamente pobre porque no tiene a nadie que cuide de él, pero el querido hijo de un hombre rico, aunque parezca estar en el mismo nivel que el huérfano, se halla siempre bajo la vigilancia de su apto padre. Un devoto del Señor, debido a la asociación equivocada, a veces imita a los trabajadores fruitivos. Los trabajadores fruitivos quieren enseñorearse del mundo material, y de la misma manera un devoto neófito piensa tontamente en acumular algún poder material a cambio del servicio devocional. A veces el propio Señor pone en dificultades a esos devotos necios. Como un favor especial, puede que Él les quite todas las cosas materiales. Mediante una acción tal, el confundido devoto es abandonado por todos los amigos y familiares y, en consecuencia, recobra de nuevo su buen juicio, por la misericordia del Señor, y es encaminado correctamente en la ejecución de su servicio devocional.

En el Bhagavad-gītā se dice también que esos devotos caídos reciben la oportunidad de nacer en una familia de brāhmaṇas altamente capacitados o en una familia de ricos mercaderes. Un devoto que está en una posición de esta índole, no es tan afortunado como aquel que es castigado por el Señor y puesto en una posición de aparente desamparo. El devoto que queda desamparado por la voluntad del Señor es más afortunado que aquellos que nacen en buenas familias. Los devotos caídos que nacen en una buena familia puede que olviden los pies de loto del Señor, pues son poco afortunados; pero el devoto que es puesto en una condición desoladora es más afortunado, porque regresa rápidamente a los pies de loto del Señor, creyendo estar completamente desvalido.

El servicio devocional puro es tan delicioso en sentido espiritual, que de manera automática el devoto pierde interés en el disfrute material. Ese es el signo de la perfección en el servicio devocional progresivo. Un devoto puro recuerda continuamente los pies de loto del Señor Śrī Kṛṣṇa, y no lo olvida a Él ni por un momento, ni siquiera a cambio de toda la opulencia de los tres mundos.