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Śrīmad-bhāgavatam 10.1.42

Texto

yato yato dhāvati daiva-coditaṁ
mano vikārātmakam āpa pañcasu
guṇeṣu māyā-raciteṣu dehy asau
prapadyamānaḥ saha tena jāyate

Palabra por palabra

yataḥ yataḥ — de un lugar a otro o de una posición a otra; dhāvati — especula; daiva-coditam — impulsada por la casualidad o la reflexión; manaḥ — la mente; vikāra-ātmakam — que cambia de un tipo de pensamiento, sentimiento y deseo, a otro; āpa — al final, obtiene (una mentalidad); pañcasu — en el momento de la muerte (cuando todo el cuerpo material vuelve a la materia); guṇeṣu — (la mente, que no está liberada, se apega) a las cualidades materiales; māyā-raciteṣu — donde la energía material crea un cuerpo semejante; dehī — el alma espiritual que recibe ese cuerpo; asau — él; prapadyamānaḥ — que se ha entregado (a esa condición); saha — con; tena — un cuerpo semejante; jāyate — nace.

Traducción

En el momento de morir, los pensamientos, sentimientos y deseos de la mente, que está enredada en actividades fruitivas, nos hacen recibir un determinado cuerpo. En otras palabras, el cuerpo se forma en función de las actividades de la mente. Los cambios de cuerpo se deben a la inestabilidad de la mente, pues, de no ser por ello, el alma podría permanecer en su cuerpo espiritual original.

Significado

No es difícil entender el carácter inestable de la mente. La cualidad de sus pensamientos, sentimientos y deseos siempre está cambiando. Así lo explica Arjuna en el Bhagavad-gītā (6.34):

cañcalaṁ hi manaḥ kṛṣṇa
pramāthi balavad dṛḍham
tasyāhaṁ nigrahaṁ manye
vāyor iva suduṣkaram

Como la mente es cañcala, inestable, y sus cambios son muy violentos, Arjuna reconoció que la mente es imposible de controlar. Sería tan difícil como controlar el viento. Por ejemplo, si estuviésemos en una barca impulsada por el viento en el mar o en un río, y soplase un viento incontrolable, nos sería enormemente difícil dirigirla. Sacudida por el oleaje, la frágil barca podría incluso zozobrar. Por eso, en el océano de la especulación mental y la transmigración a diversos cuerpos,bhava-samudra, debemos comenzar por controlar la mente.

La mente se puede controlar mediante una práctica regulada. Ese es el propósito del sistema de yoga (abhyāsa-yoga-yuktena). Pero con el sistema de yogasiempre existe la posibilidad de fracasar, sobre todo en la era de Kali, pues el sistema de yoga se vale de medios artificiales. Sin embargo, cuando ocupamos la mente en bhakti-yoga, controlarla, por la gracia de Kṛṣṇa, se vuelve muy fácil. Śrī Caitanya Mahāprabhu, por lo tanto, recomienda: harer nāma harer nāma harer nāmaiva kevalam. Debemos cantar el santo nombre del Señor constantemente, pues el santo nombre del Señor no es diferente de Hari, la Persona Suprema.

Si cantamos el mantra Hare Kṛṣṇa constantemente, podemos fijar la mente en los pies de loto de Kṛṣṇa (sa vai manaḥ kṛṣṇa-padāravindayoḥ) y, de ese modo, alcanzar la perfección del yoga. De lo contrario, la mente permanecerá inestable, suspendida en el plano de la especulación mental, que tiene por objeto el disfrute de los sentidos, y tendremos que transmigrar de un tipo de cuerpo a otro, pues la mente solo sabe reconocer los elementos materiales, o, en otras palabras, la complacencia sensorial, que es falsa. Māyā-sukhāya bharam udvahato vimūḍhān (Bhāg. 7.9.43). Los sinvergüenzas (vimūḍhān), que viven controlados por la especulación mental, organizan grandes dispositivos para disfrutar de la vida temporalmente, pero en el momento de la muerte tienen que abandonar el cuerpo, y la energía externa de Kṛṣṇa se lo quita todo (mṛtyuḥ sarva-haraś cāham). En ese momento pierden todo lo que haya podido crear durante la vida, y la fuerza de la naturaleza material los lleva inmediatamente a otro cuerpo. Tal vez en esta vida haya construido un rascacielos muy alto, pero, debido a su mentalidad, en la siguiente vida es muy probable que tenga que recibir un cuerpo de perro, de gato, de árbol, o, tal vez, de semidiós. Son, por lo tanto, las leyes de la naturaleza las que les asignan un cuerpo material. Kāraṇaṁ guṇa-saṅgo 'sya sad-asad-yoni-janmasu (Bg. 13.22). El alma espiritual nace en especies de vida superiores e inferiores solo debido a su contacto con las tres modalidades de la naturaleza material.

ūrdhvaṁ gacchanti sattva-sthā
madhye tiṣṭhanti rājasāḥ
jaghanya-guṇa-vṛtti-sthā
adho gacchanti tāmasāḥ

«Aquellos que están en el plano de la modalidad de la bondad ascienden gradualmente a los sistemas planetarios superiores; los que están en el plano de la modalidad de la pasión viven en los planetas terrenales; y los que están en el plano de la abominable modalidad de la ignorancia descienden a los mundos infernales» (Bg. 14.18).

En conclusión, el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa ofrece la más elevada actividad benéfica para la sociedad humana. Los sectores más cuerdos de la sociedad deben, por lo tanto, tomarse muy en serio este movimiento para beneficio de toda la humanidad. Para salvarnos del ciclo de nacimientos y muertes, tenemos que purificar la conciencia. Sarvopādhi-vinirmuktaṁ tat-paratvena nirmalam. Debemos estar libres de todas las identificaciones falsas —«soy americano», «soy hindú», «soy esto», «soy aquello»—, y elevarnos hasta el punto de entender que Kṛṣṇa es el amo original, y nosotros Sus sirvientes eternos. Cuando los sentidos se purifican y se ocupan en el servicio de Kṛṣṇa, alcanzamos la perfección más elevada. Hṛṣīkeṇa hṛṣīkeśa-sevanaṁ bhaktir ucyate. El movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa es un movimiento de bhakti-yogaVairāgya-vidyā-nija-bhakti-yoga. Al seguir los principios de este movimiento, dejamos de estar en contacto con las invenciones de la mente material y nos establecemos en el plano original de la relación eterna entre la entidad viviente y la Suprema Personalidad de Dios como sirviente y amo. Ese es, en resumen, el objetivo del movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa.