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Śrīmad-bhāgavatam 10.10.9

Texto

hanyante paśavo yatra
nirdayair ajitātmabhiḥ
manyamānair imaṁ deham
ajarāmṛtyu naśvaram

Palabra por palabra

hanyante — son matados de muchas formas (especialmente en los mataderos); paśavaḥ — animales de cuatro patas (caballos, ovejas, vacas, cerdos, etc.); yatra — donde; nirdayaiḥ — por esas personas crueles que se dejan llevar por la modalidad de la pasión; ajita-ātmabhiḥ — sinvergüenzas que no pueden controlar los sentidos; manyamānaiḥ — están pensando; imam — este; deham — cuerpo; ajara — nunca envejecerá ni enfermará; amṛtyu — la muerte no vendrá nunca; naśvaram — aunque el cuerpo está destinado a la destrucción.

Traducción

Sin poder controlar sus sentidos, los sinvergüenzas falsamente orgullosos de sus riquezas o de su cuna aristocrática son tan crueles que, para mantener sus cuerpos perecederos, de los que piensan que nunca van a envejecer o morir, matan sin clemencia animales indefensos. A veces salen a matar animales solo por divertirse.

Significado

Cuando las modalidades de la pasión y la ignorancia aumentan en la sociedad humana, dando origen a un crecimiento económico superfluoel resultado es que la gente se enreda con el vino, las mujeres y los juegos de azar. Así enloquecidos, mantienen grandes mataderos y organizan partidas de caza para disfrutar matando animales. Esos necios sinvergüenzas olvidan que el cuerpo, por mucho que tratemos de mantenerlo, está sujeto al nacimiento, la muerte, la vejez y las enfermedades, y se ocupan en actividades pecaminosas sin parar. Como duṣkṛtīs que son, olvidan por completo la existencia del controlador supremo, que Se halla en el interior del corazón de todos (īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ hṛd-deśe ’rjuna tiṣṭhati). Ese controlador supremo observa cada instante de nuestra actividad y nos recompensa o castiga a todos dándonos un cuerpo convenientemente dispuesto por la naturaleza material (bhrāmayan sarva-bhūtāni yantrārūḍhāni māyayā). De ese modo, las personas pecaminosas reciben de forma automática su castigo en cuerpos de diversos tipos. La causa esencial de ese castigo es que, cuando acumulamos riquezas superfluas, nos degradamos cada vez más, sin saber que todas nuestras riquezas se terminarán cuando tengamos que volver a nacer.

na sādhu manye yata ātmano ’yam
asann api kleśada āsa dehaḥ

(Bhāg. 5.5.4)

Matar animales está prohibido. Todo ser vivo, qué duda cabe, tiene que comer algo (jīvo jīvasya jīvanam). Pero debemos aprender qué clase de alimentos nos corresponden. Por esa razón, el Īśopaniṣad nos instruye: tena tyaktena bhuñjīthāḥ: Debemos comer lo que los seres humanos tienen destinado. En el Bhagavad-gītā (9.26), Kṛṣṇa dice:

patraṁ puṣpaṁ phalaṁ toyaṁ
yo me bhaktyā prayacchati
tad ahaṁ bhakty-upahṛtam
aśnāmi prayatātmanaḥ

«Si alguien Me ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, fruta, o agua, Yo lo aceptaré». El devoto, por lo tanto, no come nada que suponga mataderos para los pobres animales. Los devotos toman prasāda de Kṛṣṇa (tena tyaktena bhuñjīthāḥ). Kṛṣṇa nos recomienda que Le ofrezcamos patraṁ puṣpaṁ phalaṁ toyam: una hoja, una flor, fruta o agua. A los seres humanos nunca se les recomienda comer animales, sino que se les recomienda tomar prasāda, los remanentes del alimento de Kṛṣṇa. Yajña-śiṣṭāśinaḥ santo mucyante sarva-kilbiṣaiḥ (Bg. 3.13). La persona que adopta la práctica de comer prasāda, aunque en ello llegue a incurrir en insignificantes actividades pecaminosas, se libera de los resultados de los actos pecaminosos.