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Śrīmad-bhāgavatam 2.6.6

Texto

bāhavo loka-pālānāṁ
prāyaśaḥ kṣema-karmaṇām

Palabra por palabra

bāhavaḥ — brazos; loka-pālānām — de las deidades gobernantes de los planetas, los semidioses; prāyaśaḥ — casi siempre; kṣema-karmaṇām — de aquellos que son líderes y protectores de la generalidad de la gente.

Traducción

Los brazos del Señor son los campos que producen a los grandes semidioses y a otros líderes de las entidades vivientes que protegen a las masas.

Significado

Este importante verso del Śrīmad-Bhāgavatam se corrobora y se explica bellamente en el Bhagavad-gītā (10.41-42) de la siguiente manera:

yad yad vibhūtimat sattvaṁ
śrīmad ūrjitam eva vā
tat tad evāvagaccha tvaṁ
mama tejo-’ṁśa-sambhavam
athavā bahunaitena
kiṁ jñātena tavārjuna
viṣṭabhyāham idaṁ kṛtsnam
ekāṁśena sthito jagat

Existen muchos poderosos reyes, líderes, eruditos entendidos, científicos, artistas, ingenieros, inventores, excavadores, arqueólogos, industriales, políticos, economistas, magnates de negocios y muchas deidades o semidioses más poderosos, tales como Brahmā, Śiva, Indra, Candra, Sūrya, Varuṇa y Marut, que se encuentran todos en diferentes posiciones, protegiendo el bien de los asuntos de la manutención del universo, y todos ellos son diferentes y poderosas partes integrales del Señor Supremo. El Supremo Señor Śrī Kṛṣṇa es el padre de todas las entidades vivientes, las cuales están colocadas en diferentes posiciones altas y bajas de acuerdo con sus deseos y aspiraciones. Algunas de ellas, como se mencionó antes en particular, están específicamente dotadas de poderes por la voluntad del Señor. Una persona cuerda ha de saber con toda certeza, que un ser viviente, no importa cuán poderoso sea, no es absoluto ni independiente. Todos los seres vivientes han de aceptar que el Señor es el origen de su poder específico, tal como se menciona en este verso. Y si actúan de acuerdo con ello, entonces pueden alcanzar la perfección más elevada de la vida, es decir, vida eterna, conocimiento completo y bendiciones inagotables, simplemente mediante el desempeño de sus deberes ocupacionales respectivos. Mientras los hombres poderosos del mundo no acepten que la Personalidad de Dios es el origen de sus poderes respectivos, las acciones de māyā (la ilusión) continuarán actuando. Las acciones de māyā son tales, que una persona poderosa, engañada por la ilusoria energía material, se cree equivocadamente el todo absoluto y no desarrolla conciencia de Dios. Por ello, el falso sentido de egoísmo (es decir, yo y lo mío), se ha vuelto muy resaltante en el mundo, y en la sociedad humana existe una dura lucha por la existencia. Por lo tanto, la clase de hombres inteligentes debe admitir que el Señor es la fuente fundamental de toda energía y, así pues, rendirle tributo al Señor por Sus buenas bendiciones. Por simplemente aceptar al Señor como el propietario supremo de todo, ya que Él lo es de hecho, uno puede alcanzar la perfección más elevada de la vida. Una persona, sea lo que sea en términos del orden social, si trata de corresponder con un sentimiento de amor hacia la Suprema Personalidad de Dios y se satisface con las bendiciones del Señor, de inmediato sentirá la paz mental más elevada, que ha estado anhelando vida tras vida. La paz mental o, en otras palabras, el estado mental saludable, solo puede ser alcanzado cuando la mente se dedica por completo al trascendental servicio amoroso del Señor. Las partes integrales del Señor están dotadas de poderes específicos para prestarle servicio al Señor, así como los hijos de un gran magnate de negocios están apoderados con poderes específicos de administración. El obediente hijo nunca actúa en contra de la voluntad de su padre, y, por lo tanto, vive muy pacíficamente, cooperando con el cabeza de la familia, el padre. En forma similar, puesto que el Señor es el padre, todos los seres vivientes, como hijos fieles, deben ejecutar plena y satisfactoriamente la voluntad del padre y los deberes que él prescribe. Esta mentalidad le traerá de inmediato a la sociedad humana la paz y la prosperidad.