Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 4.25.10

Texto

āsīt purañjano nāma
rājā rājan bṛhac-chravāḥ
tasyāvijñāta-nāmāsīt
sakhāvijñāta-ceṣṭitaḥ

Palabra por palabra

āsīt — había; purañjanaḥ — Purañjana; nāma — llamado; rājā — rey; rājan — ¡oh, rey!; bṛhat-śravāḥ — cuyas actividades eran grandiosas; tasya — su; avijñāta — el desconocido; nāmā — de nombre; āsīt — había; sakhā — amigo; avijñāta — desconocidas; ceṣṭitaḥ — cuyas actividades.

Traducción

Mi querido rey, una vez, hace mucho tiempo, vivió un rey que se llamaba Purañjana, famoso por la grandeza de sus actividades. Tenía un amigo que se llamaba Avijñāta [«el desconocido»], cuyas actividades nadie podía entender.

Significado

Toda entidad viviente es purañjana. La palabra puram significa «dentro de este cuerpo, dentro de esta forma», y jana significa «entidad viviente». Así pues, todos somos purañjana. Toda entidad viviente ha recibido plena libertad para utilizar su cuerpo como desee; por ello se considera que todas las entidades vivientes son reyes de su cuerpo. Por lo común, ocupan el cuerpo en complacer los sentidos, ya que, bajo la influencia del concepto corporal de la vida, se siente que el objeto último de la vida es servir a los sentidos. Ese es el proceso de karma-kāṇḍa. Cuando una persona carece de conocimiento interior, sin saber que en realidad es el alma espiritual que vive en el cuerpo, y está completamente bajo el hechizo de los dictados de los sentidos, se dice que esa persona es un materialista. A la persona materialista interesada en la complacencia de los sentidos se le puede aplicar el nombre de purañjana. Esa persona materialista utiliza los sentidos conforme a sus caprichos; por lo tanto, también se puede decir que es un rey. Los reyes irresponsables consideran que su posición como reyes es una propiedad personal suya, y abusan de su tesoro para complacer los sentidos.

También es significativa la palabra bṛhac-chravāḥ. La palabra śravaḥ significa «fama». La entidad viviente es famosa desde muy antiguo, pues, como se afirma en el Bhagavad-gītā (2.20): na jāyate mriyate vā: «La entidad viviente nunca nace y nunca muere». Como es eterna, sus actividades son eternas, aunque se ejecuten en distintos cuerpos. Na hanyate hanyamāne śarīre: «No muere, ni siquiera después de la aniquilación del cuerpo». De esta forma, la entidad viviente transmigra de un cuerpo a otro y lleva a cabo diversas actividades. La entidad viviente ejecuta muchos actos en cada cuerpo. A veces es un gran héroe, como Hiraṇyakaśipu, Kaṁsa, o, en tiempos más recientes, Napoleón o Hitler. No cabe duda de que las actividades de esa clase de personas son grandiosas, pero tan pronto como les llega el final a sus cuerpos, todo lo demás se termina también. Luego no queda de ellos más que el nombre. Por eso, se puede decir que la entidad viviente es bṛhac-chravāḥ; puede gozar de una gran reputación por distintas clases de actividades. No obstante, tiene un amigo al que no conoce. Los materialistas no comprenden la presencia de Dios en la forma de Superalma, que está en el corazón de todas las entidades vivientes. Paramātmā está al lado de la jīvātmā como un amigo, pero la jīvātmā, la entidad viviente, no Le conoce. Esa es la razón de que en este verso se Le describa con la palabra avijñāta-sakhā, que significa «el que tiene un amigo desconocido». Es también significativa la palabra avijñāta-ceṣṭitaḥ, pues la entidad viviente trabaja con tesón siguiendo las directrices de Paramātmā, y arrastrada por las leyes de la naturaleza material. A pesar de todo, se considera independiente de Dios, e independiente de las estrictas leyes de la naturaleza material. En el Bhagavad-gītā (2.24), se afirma:

acchedyo ’yam adāhyo ’yam
akledyo ’śoṣya eva ca
nityaḥ sarva-gataḥ sthāṇur
acalo ’yaṁ sanātanaḥ

«Esa alma individual es irrompible e insoluble, y no se la puede quemar ni secar. Es eterna, omnipresente, inmutable, inamovible y eternamente la misma».

La entidad viviente es sanātana, eterna. Ningún arma puede matarla, el fuego no puede reducirla a cenizas, el agua no puede mojarla ni humedecerla, y el aire no puede secarla; debido a ello, se la considera inmune a las reacciones materiales. Aunque está cambiando de cuerpos, no se ve afectada por las condiciones materiales. Se ve puesta bajo condiciones materiales, y actúa siguiendo las indicaciones de su amigo, la Superalma. Como se afirma en el Bhagavad-gītā (15.15):

sarvasya cāhaṁ hṛdi sanniviṣṭo
mattaḥ smṛtir jñānam apohanaṁ ca

«Yo estoy situado en el corazón de todos, y de Mí vienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido». De esta forma, el Señor, en forma de Paramātmā, está en el corazón de todos, y da indicaciones a la entidad viviente para actuar de la manera que desee. La entidad viviente no sabe, ni en esta vida ni en su vida anterior, que el Señor le está dando la posibilidad de satisfacer todos sus deseos. Tampoco puede satisfacer ningún deseo si el Señor no lo sanciona. El alma condicionada no es consciente de todos los recursos que el Señor le da.