Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 5.1.37

Texto

aho asādhv anuṣṭhitaṁ yad abhiniveśito ’ham indriyair avidyā-racita-viṣama-viṣayāndha-kūpe tad alam alam amuṣyā vanitāyā vinoda-mṛgaṁ māṁ dhig dhig iti garhayāṁ cakāra.

Palabra por palabra

aho — ¡ay!; asādhu — no bueno; anuṣṭhitam — realizado; yat — debido a; abhiniveśitaḥ — estar completamente absorto; aham — yo; indriyaiḥ — para complacer los sentidos; avidyā — por la nesciencia; racita — hecho; viṣama — que causa sufrimiento; viṣaya — complacencia de los sentidos; andha-kūpe — en el pozo oculto; tat — ese; alam — insignificante; alam — que no tiene importancia; amuṣyāḥ — de esa; vanitāyāḥ — esposa; vinoda-mṛgam — como un mono danzarín; mām — a mí; dhik — la condenación completa; dhik — la condenación completa; iti — así; garhayām — críticas; cakāra — hizo.

Traducción

El rey comenzó entonces a criticarse: ¡Ay! ¡Me he condenado por un poco de placer de los sentidos! He caído en el disfrute material, que es exactamente como un pozo cubierto. ¡Ya he tenido bastante! No voy a disfrutar más. ¡Vean!, no soy más que un mono danzarín en manos de mi esposa, y debido a ello, estoy condenado.

Significado

El comportamiento de Mahārāja Priyavrata nos muestra hasta qué punto es condenable el avance en el conocimiento material. El rey llevó a cabo proezas tan maravillosas como crear otro sol, que brillaba durante la noche, y crear una cuadriga tan grande que sus ruedas formaron inmensos océanos. Esas actividades son tan grandiosas que nuestros modernos científicos no pueden ni imaginar cómo pueden llevarse a cabo. En el campo de las actividades materiales, las obras de Mahārāja Priyavrata fueron de lo más maravilloso; pero como se trataba de actividades de complacencia de los sentidos, el propio rey se criticaba a sí mismo por dedicarse a gobernar el reino y por danzar al son de las indicaciones de su hermosa esposa. Cuando pensamos en el ejemplo de Mahārāja Priyavrata, no podemos dejar de considerar el alto grado de degradación de la civilización de nuestros días, la civilización del progreso material. Los mal llamados hombres de ciencia y demás materialistas están muy satisfechos porque pueden construir grandes puentes, carreteras y máquinas, pero sus actividades, comparadas con las de Mahārāja Priyavrata, son insignificantes. Sin embargo, Mahārāja Priyavrata, a pesar de las maravillosas actividades que había llevado a cabo, estaba muy disgustado consigo mismo. ¡Cuánto más deberíamos estarlo nosotros con nuestro supuesto progreso de la civilización material! La conclusión a que llegamos es que ese progreso no supone ninguna solución a los verdaderos problemas de la entidad viviente que está enredada en el mundo material. Por desgracia, el hombre contemporáneo no entiende lo enredado y condenado que está; no saben tampoco qué clase de cuerpo va a tener en su siguiente vida. Desde el punto de vista espiritual, un gran reino, una hermosa esposa y unas actividades materiales maravillosas solo son obstáculos que impiden el avance espiritual. Mahārāja Priyavrata había servido con sinceridad al gran sabio Nārada. Por esa razón, aunque había aceptado las opulencias materiales, nada podía desviarle del camino que había emprendido. Se volvió consciente de Kṛṣṇa de nuevo. Como confirma el Bhagavad-gītā:

nehābhikrama-nāśo ’sti
pratyavāyo na vidyate
svalpam apy asya dharmasya
trāyate mahato bhayāt

«En el servicio devocional no hay pérdida ni disminución alguna; incluso el más pequeño servicio que se ofrece en la vida devocional es suficiente para salvarnos del mayor de los peligros» (Bg. 2.40). Una renunciación como la de Mahārāja Priyavrata solo es posible por la gracia de la Suprema Personalidad de Dios. Por lo general, las personas poderosas, o aquellas que tienen una hermosa esposa, una casa cómoda y popularidad material, se van enredando cada vez más. Priyavrata Mahārāja, sin embargo, gracias a la profunda educación que había recibido del gran sabio Nārada, a pesar de todos los inconvenientes recuperó su conciencia de Kṛṣṇa.