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Śrīmad-bhāgavatam 5.14.24

Texto

muktas tato yadi bandhād devadatta upācchinatti tasmād api viṣṇumitra ity anavasthitiḥ.

Palabra por palabra

muktaḥ — liberada; tataḥ — de eso; yadi — si; bandhāt — de ser encerrada en la prisión del gobierno o de ser golpeado por el protector de la mujer; deva-dattaḥ — persona llamada Devadatta; upācchinatti — le quita el dinero; tasmāt — de la persona llamada Devadatta; api — de nuevo; viṣṇu-mitraḥ — una persona llamada Viṣṇumitra; iti — así; anavasthitiḥ — las riquezas no permanecen en un lugar fijo, sino que van de mano en mano.

Traducción

Llevada por la codicia, el alma condicionada roba o estafa a otra persona; por alguna razón consigue librarse del castigo y conservar el dinero en su poder. Entonces otro hombre, llamado Devadatta, le engaña a él y le roba el dinero, hasta que un tercero, llamado Viṣṇumitra, se lo roba a Devadatta para apropiárselo él. En todo caso, el dinero no se queda con ninguno de ellos. Va de mano en mano. En última instancia, nadie puede disfrutar de él, y sigue siendo propiedad de la Suprema Personalidad de Dios.

Significado

Las riquezas vienen de Lakṣmī, la diosa de la fortuna, quien, por ser propiedad de Nārāyaṇa, la Suprema Personalidad de Dios, no puede permanecer en ningún lugar si no está al lado de su Señor; por esa razón, a la diosa de la fortuna se la conoce también con el nombre de Cañcalā, «inquieta». Si no está en compañía de su esposo, Nārāyaṇa, Lakṣmī no está en paz. Por ejemplo, en cierta ocasión el materialista Rāvaṇa raptó a Sītā, la diosa de la fortuna que hace pareja con el Señor Rāma. El resultado de ello fue que toda la familia de Rāvaṇa, junto con su reino y sus opulencias, fueron destruidos, y Sītā, la diosa de la fortuna, fue rescatada de sus garras y volvió con el Señor Rāma. Por lo tanto, todas las propiedades, riquezas y opulencias pertenecen a Kṛṣṇa. Como se afirma en el Bhagavad-gītā (5.29):

bhoktāraṁ yajña-tapasāṁ
sarva-loka-maheśvaram

«La Suprema Personalidad de Dios es el verdadero beneficiario de todos los sacrificios y austeridades, y el propietario supremo de todos los sistemas planetarios».

Los necios materialistas acumulan el dinero que roban a otros ladrones, pero no pueden conservarlo en su poder. En fin de cuentas, tendrán que gastarlo. Una persona engaña a otra, y esta, a su vez, engaña a un tercero; por lo tanto, la mejor manera de poseer a Lakṣmī es hacer que permanezca al lado de Nārāyaṇa. Eso es lo que hacemos en el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa: adoramos a Lakṣmī (Rādhārāṇī) junto con Nārāyaṇa (Kṛṣṇa). Existen diferentes maneras de obtener ingresos, pero ese dinero pertenece solamente a Rādhā y Kṛṣṇa (Lakṣmī-Nārāyaṇa). El devoto que pone el dinero al servicio de Lakṣmī-Nārāyaṇa, de modo natural vive con opulencia. Sin embargo, cuando alguien desea disfrutar de Lakṣmī al modo de Rāvaṇa, las leyes de la naturaleza le destruyen, arrebatándole las pocas posesiones que pueda tener. En última instancia, la muerte, que es una representación, de Kṛṣṇa, nos lo quitará todo.