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Śrīmad-bhāgavatam 6.12.12

Texto

avidvān evam ātmānaṁ
manyate ’nīśam īśvaram
bhūtaiḥ sṛjati bhūtāni
grasate tāni taiḥ svayam

Palabra por palabra

avidvān — el necio, el que carece de conocimiento; evam — así; ātmānam — él mismo; manyate — considera; anīśam — aunque depende de otros por entero; īśvaram — como controlador supremo, independiente; bhūtaiḥ — por las entidades vivientes; sṛjati — Él (el Señor) crea; bhūtāni — a otras entidades vivientes; grasate — Él devora; tāni — a ellas; taiḥ — por medio de otros seres vivos; svayam — Él mismo.

Traducción

La persona necia e insensata no puede entender a la Suprema Personalidad de Dios. Aunque su posición es siempre de dependencia, falsamente se considera el Supremo. Cuando alguien piensa que el cuerpo material es creado por el padre y la madre conforme a las actividades fruitivas pasadas, y que ese mismo cuerpo es destruido por otro agente, como el animal que es devorado por un tigre, su modo de entender no es correcto. Es la Suprema Personalidad de Dios quien crea y devora a los seres vivos a través de otros seres vivos.

Significado

La conclusión de la filosofía karma-mīmāṁsā es que la causa de todo es el karma, es decir, las actividades fruitivas anteriores, de modo que no hay necesidad de ocuparse en actividades. Quienes llegan a esa conclusión son unos necios. El padre crea al hijo, pero no lo hace independientemente; el Señor Supremo le induce a ello. En el Bhagavad-gītā (15.15), el propio Señor dice: sarvasya cāhaṁ hṛdi sanniviṣṭo mattaḥ smṛtir jñānam apohanaṁ ca: «Yo estoy situado en el corazón de todos, y de Mí vienen el recuerdo, el conocimiento y el olvido». Sin el dictado de la Suprema Personalidad de Dios, que está situado en el corazón de todos, nadie puede ser inducido a crear nada. Por lo tanto, el padre y la madre no son los creadores de la entidad viviente. En función de su karma, es decir, de sus actividades fruitivas, la entidad viviente se ve forzada a entrar en el semen del padre; este inyecta a la entidad viviente en el vientre de la madre. Entonces, y en función del cuerpo del padre y de la madre (yathā-yoni yathā-bījam), la entidad viviente recibe un cuerpo y nace para disfrutar o sufrir. Por lo tanto, la causa original de su nacimiento es el Señor Supremo, quien también es la causa de su muerte. Nadie es independiente; todo el mundo es dependiente. La verdadera conclusión es que la única persona independiente es la Suprema Personalidad de Dios.