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Śrīmad-bhāgavatam 7.10.54-55

Texto

sa nirmāya puras tisro
haimī-raupyāyasīr vibhuḥ
durlakṣyāpāya-saṁyogā
durvitarkya-paricchadāḥ
tābhis te ’sura-senānyo
lokāṁs trīn seśvarān nṛpa
smaranto nāśayāṁ cakruḥ
pūrva-vairam alakṣitāḥ

Palabra por palabra

saḥ — ese (gran demonio Maya Dānava); nirmāya — construir; puraḥ — grandes residencias; tisraḥ — tres; haimī — hecha de oro; raupyā — hecha de plata; āyasīḥ — hecha de hierro; vibhuḥ — muy grandes, poderosas; durlakṣya — inconmensurables; apāya-saṁyogāḥ — cuyos movimientos al ir y venir; durvitarkya — extraordinarios; paricchadāḥ — con unos recursos; tābhiḥ — por todas ellas (las tres residencias, que parecían aviones); te — ellos; asura-senā-anyaḥ — los generales de los asuras; lokān trīn — los tres mundos; sa-īśvarān — con sus principales gobernantes; nṛpa — mi querido rey Yudhiṣṭhira; smarantaḥ — recordando; nāśayām cakruḥ — comenzaron a destruir; pūrva — anterior; vairam — enemistad; alakṣitāḥ — invisibles a todos.

Traducción

Maya Dānava, el gran líder de los demonios, construyó tres residencias invisibles y se las entregó a los demonios. Esas moradas eran como aviones de oro, plata y hierro; en su interior todo era extraordinario. Mi querido rey Yudhiṣṭhira, con esas tres moradas, los generales de los demonios eran invisibles a los semidioses. Aprovechando la oportunidad, los demonios, recordando su antigua enemistad, emprendieron la conquista de los tres mundos, es decir, los sistemas planetarios superior, medio e inferior.