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Śrīmad-bhāgavatam 7.13.6

Texto

nābhinanded dhruvaṁ mṛtyum
adhruvaṁ vāsya jīvitam
kālaṁ paraṁ pratīkṣeta
bhūtānāṁ prabhavāpyayam

Palabra por palabra

na — no; abhinandet — se debe alabar; dhruvam — segura; mṛtyum — muerte; adhruvam — no segura; — o; asya — de este cuerpo; jīvitam — la duración de la vida; kālam — el tiempo eterno; param — supremo; pratīkṣeta — se debe observar; bhūtānām — de las entidades vivientes; prabhava — la manifestación; apyayam — la desaparición.

Traducción

El cuerpo material tiene asegurada la destrucción, y la duración de la vida no se conoce; por lo tanto, no se deben alabar ni la muerte ni la vida. Lo que se debe hacer es observar el eterno factor tiempo, en el que la entidad viviente se manifiesta y desaparece.

Significado

Las entidades vivientes del mundo material, y no solo en el presente, sino también en el pasado, viven tratando de resolver el problema del nacimiento y la muerte. Algunos se centran en la muerte, y señalan que toda existencia material es ilusoria, mientras que otros se centran en la vida, tratando de mantenerla perpetuamente y disfrutar de ella hasta el límite de sus posibilidades. Tanto unos como otros son necios y sinvergüenzas. Se nos aconseja que observemos el factor tiempo, que es eterno y es la causa de la aparición y la desaparición del cuerpo material; también se nos aconseja observar el enredo de la entidad viviente en ese factor tiempo. Por esta razón, Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice en una canción de su Gītāvalī:

anādi karama-phale, paḍi’ bhavārṇava-jale,
taribāre nā dekhi upāya

Debemos observar las actividades del tiempo eterno, que es la causa del nacimiento y de la muerte. Antes de la creación del milenio actual, las entidades vivientes estaban sometidas a la influencia del factor tiempo, y, en el marco de este factor tiempo, el mundo material comienza a existir y es aniquilado nuevamente. Bhūtvā bhūtvā pralīyate. Las entidades vivientes nacen y mueren, vida tras vida, bajo el control del factor tiempo. Ese factor tiempo es la representación impersonal de la Suprema Personalidad de Dios, quien da a las entidades vivientes condicionadas por la naturaleza material la oportunidad de salir de esta naturaleza por el simple hecho de entregarse a Él.