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Śrīmad-bhāgavatam 7.9.19

Texto

bālasya neha śaraṇaṁ pitarau nṛsiṁha
nārtasya cāgadam udanvati majjato nauḥ
taptasya tat-pratividhir ya ihāñjaseṣṭas
tāvad vibho tanu-bhṛtāṁ tvad-upekṣitānām

Palabra por palabra

bālasya — de un niño pequeño; na — no; iha — en este mundo; śaraṇam — refugio (protección); pitarau — los padres; nṛsiṁha — ¡oh, mi Señor Nṛsiṁhadeva!; na — ni; ārtasya — de una persona que padece alguna enfermedad; ca — también; agadam — medicina; udanvati — en el agua del océano; majjataḥ — de una persona que se ahoga; nauḥ — el barco; taptasya — de una persona que sufre en condiciones materiales miserables; tat-pratividhiḥ — la neutralización (inventada para detener el sufrimiento de la existencia material); yaḥ — lo que; iha — en el mundo material; añjasā — con gran facilidad; iṣṭaḥ — aceptado (como remedio); tāvat — de manera similar; vibho — ¡oh, mi Señor!, ¡oh, Supremo!; tanu-bhṛtām — de las entidades vivientes que han recibido cuerpos materiales; tvat-upekṣitānām — dejadas de lado y no aceptadas por Ti.

Traducción

¡Oh, Supremo Señor Nṛsiṁhadeva!, debido al concepto corporal de la vida, las almas corporificadas que Tú abandonas a su propia suerte no pueden hacer nada por mejorar. Todas sus soluciones, aunque temporalmente beneficiosas, en realidad son transitorias. Los padres, por ejemplo, no pueden proteger a su hijo, el médico y su medicina no pueden aliviar al paciente que sufre, y un barco en medio del océano no puede salvar al que se ahoga.

Significado

Los cuidados de los padres, los remedios para las diversas enfermedades y los medios para protegerse en el agua, el aire y la tierra, son esfuerzos con los que se busca el alivio de distintos sufrimientos en el mundo material; sin embargo, ninguna de estas medidas nos garantiza la protección. Temporalmente, pueden ser beneficiosas, pero no suponen un beneficio permanente. Un niño, aunque esté con sus padres, no está protegido contra las enfermedades, la muerte por accidente y otras muchas miserias. Nadie puede ayudarle, ni siquiera sus padres. En última instancia, el único refugio es el Señor, y solo aquel que se refugia en el Señor tiene su protección garantizada. En el Bhagavad-gītā (9.31), el Señor dice: kaunteya pratijānīhi na me bhaktaḥ praṇaśyati: «¡Oh, hijo de Kuntī!, declara abiertamente que Mi devoto jamás perece». Por lo tanto, sin la protección de la misericordia del Señor, ningún posible remedio dará resultado. Por consiguiente, debemos depender por completo de la misericordia sin causa del Señor. Es evidente que en la vida cotidiana tenemos que tomar medidas de protección de otro tipo, pero nadie puede proteger a alguien que ha sido dejado de la mano de la Suprema Personalidad de Dios. En el mundo material, todos tratamos de neutralizar el acoso de la naturaleza material, que, en última instancia, nos tiene a todos completamente bajo control. Esa es la razón de que los supuestos científicos y filósofos, a pesar de todos sus intentos, no hayan podido superar sus embestidas. En el Bhagavad-gītā (13.9), Kṛṣṇa dice que, en realidad, en el mundo material hay cuatro grandes sufrimientos: janma-mṛtyu-jarā-vyādhi (nacimiento, muerte, vejez y enfermedades). Nadie, en la historia del mundo, ha logrado superar esas miserias que nos impone la naturaleza material. Prakṛteḥ kriyamāṇāni guṇaiḥ karmāṇi sarvaśaḥ. La naturaleza (prakṛti) es tan poderosa que nadie puede superar sus estrictas leyes. Por consiguiente, los supuestos científicos, filósofos, religiosos y políticos deben llegar a la conclusión de que no tienen nada que ofrecer a la gente. Deben hacer una enérgica propaganda para despertar a la gente y elevarla al plano de conciencia de Kṛṣṇa. Nuestro humilde intento de propagar el movimiento para la conciencia de Kṛṣṇa por todo el mundo es el único remedio capaz de traer paz y felicidad. Sin la misericordia del Señor (tvad-upekṣitānām), nunca podremos ser felices. Si continuamos disgustando a nuestro padre supremo, nunca seremos felices en el mundo material, ni en los sistemas planetarios superiores ni en los inferiores.