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Śrīmad-bhāgavatam 7.9.27

Texto

naiṣā parāvara-matir bhavato nanu syāj
jantor yathātma-suhṛdo jagatas tathāpi
saṁsevayā surataror iva te prasādaḥ
sevānurūpam udayo na parāvaratvam

Palabra por palabra

na — no; eṣā — esto; para-avara — de superior o inferior; matiḥ — esa distinción; bhavataḥ — de Tu Señoría; nanu — en verdad; syāt — puede haber; jantoḥ — de entidades vivientes comunes; yathā — como; ātma-suhṛdaḥ — de quien es el amigo; jagataḥ — de todo el mundo material; tathāpi — pero aun así (existe esa demostración de intimidad o diferencia); saṁsevayā — conforme al nivel del servicio que el devoto ofrece; surataroḥ iva — como el del árbol de deseos en Vaikuṇṭhaloka (que ofrece sus frutos conforme al deseo del devoto); te — Tuya; prasādaḥ — bendición o gracia; sevā-anurūpam — conforme a la categoría del servicio que se ofrece al Señor; udayaḥ — manifestación; na — no; para-avaratvam — distinción debida a niveles más o menos elevados.

Traducción

A diferencia de las entidades vivientes comunes, mi Señor, Tú no distingues entre amigos y enemigos, entre favorables y desfavorables, pues en Ti no existen los conceptos de superior e inferior. Aun así, Tú ofreces Tus bendiciones conforme al nivel del servicio que se Te ofrece, del mismo modo que un árbol de deseos ofrece sus frutos conforme a los deseos de la persona, y no distingue entre superiores e inferiores.

Significado

En el Bhagavad-gītā (4.11), el Señor dice claramente: ye yathā māṁ prapadyante tāṁs tathaiva bhajāmy aham: «En la medida en que alguien se entrega a Mí, Yo le recompenso como corresponde». Como dice Śrī Caitanya Mahāprabhu: jīvera `svarūpa' haya—kṛṣṇera `nitya-dāsa': Todo ser vivo es un sirviente eterno de Kṛṣṇa. La entidad viviente recibe las bendiciones de Kṛṣṇa conforme al servicio que Le ofrece. Kṛṣṇa no hace distinciones, pensando: «Con esta persona tengo una relación íntima; esa otra no Me gusta». Kṛṣṇa nos aconseja a todos que nos entreguemos a Él (sarva-dharmān parityajya mām ekaṁ śaraṇaṁ vraja). Nuestra relación con el Señor Supremo es proporcional a nuestra entrega y al servicio que ofrecemos al Señor. Así pues, en todo el mundo, la posición más o menos elevada que ocupa cada entidad viviente la selecciona ella misma. Quien sienta inclinación por obtener algo en particular del Señor, recibirá bendiciones conforme a sus deseos; quien desee elevarse a los sistemas planetarios superiores, los planetas celestiales, podrá elevarse a donde desee; si alguien desea ser un cerdo en la Tierra, el Señor también le satisfará el deseo. Por lo tanto, son nuestros deseos los que determinan nuestra posición; el Señor no es responsable de que vivamos en niveles de existencia más o menos elevados. En el Bhagavad-gītā (9.25), el Señor explica un poco más al respecto:

yānti deva-vratā devān
pitṝn yānti pitṛ-vratāḥ
bhūtāni yānti bhūtejyā
yānti mad-yājino ’pi mām

Hay personas que desean elevarse a los planetas celestiales; otras desean elevarse a Pitṛloka; y las hay que desean permanecer en la Tierra; quien aspire a regresar al hogar, de vuelta a Dios, también puede alcanzar ese destino. Por la gracia del Señor, cada devoto recibe un resultado conforme a sus exigencias. El Señor no hace diferencias, pensando: «Esta persona Me es favorable, pero aquella Me es desfavorable». Al contrario, Él satisface los deseos de todos. Por eso la instrucción de los śāstras es:

akāmaḥ sarva-kāmo vā
mokṣa-kāma udāra-dhīḥ
tīvreṇa bhakti-yogena
yajeta puruṣaṁ param

«Para alcanzar la perfección completa, que culmina en el estado de conciencia de Kṛṣṇa, hay que tratar de adorar a la Suprema Personalidad de Dios por todos los medios, tanto si no se tienen deseos [como en el caso de los devotos], como si se desean todo tipo de resultados fruitivos o se busca la liberación» (Bhāg. 2.3.10). Devotos, karmīs y yogīs pueden obtener lo que deseen, conforme a sus respectivas posiciones, si se ocupan por completo en el servicio del Señor.