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Śrīmad-bhāgavatam 8.3.19

Texto

yaṁ dharma-kāmārtha-vimukti-kāmā
bhajanta iṣṭāṁ gatim āpnuvanti
kiṁ cāśiṣo rāty api deham avyayaṁ
karotu me ’dabhra-dayo vimokṣaṇam

Palabra por palabra

yam — a la Suprema Personalidad de Dios, quien; dharma-kāma-artha-vimukti-kāmāḥ — personas que desean los cuatro principios consistentes en la religión, el crecimiento económico, la complacencia de los sentidos y la salvación; bhajantaḥ — por adorar; iṣṭām — el objetivo; gatim — el destino; āpnuvanti — pueden alcanzar; kim — qué decir de; ca — también; āśiṣaḥ — otras bendiciones; rāti — Él concede; api — incluso; deham — un cuerpo; avyayam — espiritual; karotu — que Él conceda bendición; me — a mí; adabhra-dayaḥ — la Suprema Personalidad de Dios, que es ilimitadamente misericordioso; vimokṣaṇam — la liberación del peligro que ahora me acosa, y la liberación del mundo material.

Traducción

Aquellos que centran su interés en los cuatro principios de la religión, el crecimiento económico, la complacencia de los sentidos y la liberación, adoran a la Suprema Personalidad de Dios y obtienen de Él lo que desean. ¿Qué puede decirse entonces de otras bendiciones? En verdad, el Señor a veces da un cuerpo espiritual a esos ambiciosos adoradores. Que esa Suprema Personalidad de Dios, que es ilimitadamente misericordioso, me conceda la bendición de liberarme del peligro en que me encuentro y del modo de vida materialista.

Significado

En el mundo material, hay personas que son akāmī, es decir, que están libres de deseos materiales; otras son ambiciosas y desean cada vez más beneficios materiales; otras desean la satisfacción en la senda de la vida religiosa, el crecimiento económico, la complacencia de los sentidos y, por último, la liberación.

akāmaḥ sarva-kāmo vā
mokṣa-kāma udāra-dhīḥ
tīvreṇa bhakti-yogena
yajeta puruṣaṁ param

(Bhāg. 2.3.10)

En ese verso se recomienda que, cualquiera que sea nuestra posición, tanto si no pretendemos ningún beneficio material como si los deseamos todos o aspiramos a la liberación final, debemos obedecer al Señor y ofrecerle servicio devocional; de ese modo, obtendremos lo que deseamos. Kṛṣṇa es muy bondadoso. Ye yathā māṁ prapadyante tāṁs tathaiva bhajāmy aham. El Señor siempre corresponde. Lo que la entidad viviente desee, aunque sea una entidad viviente cualquiera, Kṛṣṇa se lo da. Kṛṣṇa está en el corazón de todos, y da a la entidad viviente aquello que desea.

īśvaraḥ sarva-bhūtānāṁ
hṛd-deśe ’rjuna tiṣṭhati
bhrāmayan sarva-bhūtāni
yantrārūḍhāni māyayā

«El Señor Supremo Se encuentra en el corazón de todos, ¡oh, Arjuna!, y dirige los movimientos de todas las entidades vivientes, que están sentadas como en una máquina hecha de energía material» (Bg. 18.61). El Señor da a todos la oportunidad de satisfacer sus ambiciones. Incluso un devoto tan elevado como Dhruva Mahārāja deseó la bendición material de tener un reino más grande que el de su padre, y, aunque recibió un cuerpo espiritual, también obtuvo ese reino, pues la Suprema Personalidad de Dios nunca contraría a quien se refugia en Sus pies de loto. Por lo tanto, ¿por qué no iba a satisfacer el deseo de Gajendra, el rey de los elefantes, que se había entregado a Él para liberarse del peligro en que se encontraba e, indirectamente, para liberarse del constante peligro de la vida materialista?