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Śrīmad-bhāgavatam 8.3.28

Texto

namo namas tubhyam asahya-vega-
śakti-trayāyākhila-dhī-guṇāya
prapanna-pālāya duranta-śaktaye
kad-indriyāṇām anavāpya-vartmane

Palabra por palabra

namaḥ — ofrezco mis respetuosas reverencias; namaḥ — de nuevo ofrezco mis reverencias; tubhyam — a Ti; asahya — formidables; vega — fuerzas; śakti-trayāya — a la Persona Suprema, que posee tres potencias; akhila — del universo; dhī — para la inteligencia; guṇāya — que aparece en la forma de los objetos de los sentidos; prapanna-pālāya — al Supremo, que da refugio a quienes se entregan a Él; duranta-śaktaye — que posee energías muy difíciles de superar; kat-indriyāṇām — por personas que no pueden controlar sus sentidos; anavāpya — a quien no se puede llegar; vartmane — en la senda.

Traducción

Mi Señor, Tú ejerces Tu control con la formidable potencia de tres tipos de energías. Tú apareces como receptáculo de todos los placeres de los sentidos y como protector de las almas entregadas. Posees ilimitada energía, pero eres inaccesible para quienes no pueden controlar sus sentidos. Yo Te ofrezco respetuosas reverencias una y otra vez.

Significado

El apego, la codicia y la lujuria son tres fuerzas formidables que nos impiden concentrarnos en los pies de loto de la Suprema Personalidad de Dios. Esas fuerzas actúan porque al Señor Supremo no Le gusta que los ateos y no devotos lleguen a percibirle. Sin embargo, cuando nos entregamos a los pies de loto del Señor, esos obstáculos se retiran y podemos percibir a la Suprema Personalidad de Dios. El Señor es, por lo tanto, el protector del alma entregada. No es posible ser devoto sin entregarse a los pies de loto del Señor. Cuando nos entregamos al Señor, Él nos da desde el corazón la inteligencia para que podamos ir de regreso al hogar, de vuelta a Dios.