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Śrīmad-bhāgavatam 9.13.27

Texto

ete vai maithilā rājann
ātma-vidyā-viśāradāḥ
yogeśvara-prasādena
dvandvair muktā gṛheṣv api

Palabra por palabra

ete — todos ellos; vai — en verdad; maithilāḥ — los descendientes de Mithila; rājan — ¡oh, rey!; ātma-vidyā-viśāradāḥ — expertos en conocimiento espiritual; yogeśvaraprasādena–por la gracia de Yogeśvara, la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa; dvandvaiḥ muktāḥ — estaban completamente liberados de la dualidad del mundo material; gṛheṣu api — a pesar de permanecer en sus hogares.

Traducción

Śukadeva Gosvāmī dijo: Mi querido rey Parīkṣit, todos los reyes de la dinastía de Mithila poseyeron conocimiento completo de su identidad espiritual. Por esa razón, a pesar de vivir en sus hogares, estaban liberados de la dualidad de la existencia material.

Significado

El mundo material se denomina dvaita, dualidad. El Caitanya-caritāmṛta (Antya 4.176) dice:

‘dvaite’ bhadrābhadra-jñāna, saba — ‘manodharma’
‘ei bhāla, ei manda,’ — ei saba ‘bhrama’

En el mundo de la dualidad —es decir, en el mundo material—, los supuestos de bondad y maldad son una misma cosa. Por lo tanto, en este mundo carece de sentido distinguir entre bueno y malo, felicidad y sufrimiento, ya que se trata de invenciones mentales (manodharma). En este mundo todo es miserable y penoso; por ello, la creación de una situación artificial supuestamente llena de felicidad no es más que una ilusión. La persona liberada, situada por encima de la influencia de las tres modalidades de la naturaleza material, no se deja afectar por esas dualidades en ninguna circunstancia. Esa persona se mantiene consciente de Kṛṣṇa tolerando esa felicidad y esa aflicción, que son falsas. Esto se confirma también en el Bhagavad-gītā (2.14):

mātrā-sparśās tu kaunteya
śītoṣṇa-sukha-duḥkhadāḥ
āgamāpāyino ’nityās
tāṁs titikṣasva bhārata

«¡Oh, hijo de Kuntī!, la aparición temporal de la felicidad y la aflicción, y su desaparición a su debido tiempo, son como la aparición y desaparición de las estaciones del invierno y el verano. Tienen su origen en la percepción de los sentidos, ¡oh, vástago de Bharata!, y hay que aprender a tolerarlas sin perturbarse». Las personas liberadas, situadas en el plano trascendental del servicio del Señor, no se preocupan de esa felicidad y esa aflicción. Saben que vienen y van como las estaciones, que se perciben por medio del contacto con el cuerpo material. La felicidad y la aflicción son pasajeras. Por lo tanto, el paṇḍita, la persona erudita, no les presta atención. Gatāsūn agatāsūṁś ca nānuśocanti paṇḍitāḥ. El cuerpo está muerto desde su mismo principio, porque es un montón de materia. No tiene sentimientos de felicidad y aflicción. Debido a la influencia del concepto corporal de la vida, el alma que está dentro del cuerpo sufre la felicidad y la aflicción, pero estas vienen y van. De este verso se desprende que los reyes nacidos en la dinastía de Mithila eran personas liberadas, libres de la influencia de la supuesta felicidad y aflicción de este mundo.

Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al capítulo decimotercero del Canto Noveno del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado «La dinastía de Mahārāja Nimi».