Skip to main content

Śrīmad-bhāgavatam 9.7.20

Texto

ṣaṣṭhaṁ saṁvatsaraṁ tatra
caritvā rohitaḥ purīm
upavrajann ajīgartād
akrīṇān madhyamaṁ sutam
śunaḥśephaṁ paśuṁ pitre
pradāya samavandata

Palabra por palabra

ṣaṣṭham — el sexto; saṁvatsaram — año; tatra — en el bosque; caritvā — vagar; rohitaḥ — el hijo de Hariścandra; purīm — en su capital; upavrajan — fue allí; ajīgartāt — de Ajīgarta; akrīṇāt — compró; madhyamam — el segundo; sutam — hijo; śunaḥśepham — cuyo nombre era Śunaḥśepha; paśum — para usar como animal de sacrificio; pitre — a su padre; pradāya — ofreciendo; samavandata — ofreció respetuosas reverencias.

Traducción

Entonces, tras seis años de vagar por el bosque, Rohita regresó a la capital de su padre. Compró a Ajīgarta su segundo hijo, Śunaḥśepha, y fue a ver a su padre, Hariścandra; tras ofrecerle respetuosas reverencias, le ofreció a Śunaḥśepha para que lo usase como animal en el sacrificio.

Significado

Parece ser que, en aquellos días, podían comprarse hombres para lo que fuese necesario. Hariścandra necesitaba una persona para utilizarla como animal de sacrificio en el yajña y, de ese modo, cumplir la promesa hecha a Varuṇa; para ello, su hijo compró un hombre puesto en venta por otro hombre. Los sacrificios humanos y el comercio de esclavos ya existían hace millones de años. En verdad, han existido desde tiempo inmemorial.